No pueden negar que esta es una actividad que a todos gusta. Pasear entre los puestos de un rastro, o piojito, o como denominen en cada lugar a un mercadillo, es una actividad que tiene algo de apasionante curiosidad. Todos esperan encontrar algún tesoro oculto, un cuadro original que se daba por perdido de algún famoso pintor, y así cualquier otra sorpresa de valor.

Pero si además el mercadillo está situado en París, el tesoro ya lo encontraron; no hay que buscar más.

Y es que la capital de la vecina Francia es quizás una de las ciudades más soñadas del mundo y todos han pensado en ir en alguna ocasión y los más afortunados que ya estuvieron, en volver. Si siempre es momento para visitarla, ahora quizás es mucho más fácil por asequible. No son necesarios muchos días de vacaciones, ni siquiera una semana completa. Para empezar, con un fin de semana será suficiente para descubrir su encanto y quedar hechizados para repetir próximas visitas. Esos días de puente que esperaba sorprender a alguien con algún regalo, es el momento ideal. Y es entonces, cuando están decididos por fin, cuando les surgen las dudas de qué visitar. Deciden, para la primera visita ir de monumentos; o visitar algún barrio de los muchos siguiendo los consejos de amigos y conocidos que estuvieron allí ya: quizás el barrio latino; o la Île de la Cité; y ¿por qué no el famosísimo barrio de Montmartre?; ¿Y si elegimos por nuestra cuenta uno de los muchos barrios de París? las dudas no harán más que aumentar.

Todo eso está, igual que su agenda cultural con una variedad y calidad acorde a la ciudad parisina.

Pero esta escapada es para ir al mercadillo que en París les sorprenderán. Quizás piensen que no los hay o que alguno podría haber en el extrarradio, pero nada más lejos de la realidad. Podrán ver uno al menos en cada barrio y cada uno con unas características y de un tipo particular y diferente al otro. Nada que ver con los tradicionales a los que pueden estar acostumbrados. Hay hasta viajeros que luego de estar allí relatan sus experiencias, y no subiendo a la Torre Eiffel o visitando el Louvre, que hay que verlos por supuesto, sino contando su visita a los mejores mercadillos y dando todo tipo de detalles. En la ciudad del amor, de la luz, en la ciudad que todos sueñan visitar, también hay mercados que merece la pena conocer.

Entren en Mercadillos de París y su próxima visita será una sorpresa diferente y enriquecedora.